Es el primer paso que uno puede dar para sanear sus memorias y vaciar esta mochila que todos llevamos y que a veces pesa mucho.
Es una terapia muy hermosa y muy liberadora, es un hermoso viaje hacia nosotros mismos, hacia nuestras primeras experiencias de vida.
Como adultos nos desarrollamos sobre las estructuras y los referentes que hemos ido construyendo a lo largo de los años y eso está bien, el unico problema es que las vivencias de los primeros años de vida nos dirigen de manera silenciosa, nuestra actitud ante los acontecimientos que nos rodean está directamente condicionada de cómo hemos interpretado las experiencias del pasado.
Desde que nacemos nuestra mente subconsciente almacena todo lo sucedido en nuestra vida, lo que percibimos y cómo interpretamos todo lo que ocurre en nuestro entorno, es decir…somos el resultado de cómo hemos interpretado todo lo vivido hasta el presente.
Como niños no tenemos el filtro de la madurez, por lo cual todos los calificativos, positivos o negativos, los memorizamos como reales y configuramos así la imagen referente de nosotros mismos, que desde el inconsciente nos dominará como estimulante o limitante.
No es tampoco culpa de nuestros padres, ya que ellos nos educaron de la mejor forma que ellos recibieron, en este sistema de castigo-premio.
Lo perjudicial es que casi siempre, el motivo de castigo se almacena en nuestra mente infantil como un trauma muy limitante que nos afecta sin darnos cuenta, en la madurez.
Los primeros años de vida suelen ser la raíz de muchas creencias limitantes y conflictos emocionales que se manifiestan como fobias, dependencia emocional, baja autoestima, ansiedad o multitud de sentimientos negativos.
Volver a la infancia nos ayuda a revivir y desbloquear estos traumas emocionales.
Recordar no es en absoluto revivir, recordando no podremos procesar correctamente estos momentos de dolor.
Hay que revivirlo con las mismas emociones, pensamientos y circunstancias e interpretarlo de manera correcta para que deje de ser traumático y así liberar cualquier condicionamiento o creencia limitante que hemos desarrollado a raíz de aquel momento.
Volver a los primeros años de vida y sanarlos, es en realidad la manera directa de conocernos, entendernos, aceptarnos y así estar en paz con nosotros mismos.
Es el primer paso hacia nosotros, hacia como amarnos !